jueves, 26 de noviembre de 2009

El valor del libro como transformador social

Los negocios de las industrias culturales mueven millones de dólares y afectan a millones de personas. Que los estudios de Holywood se dediquen casi en su totalidad a hacer películas carentes de críticas sociales o con ostensible poco interés en el contenido no es una casualidad ni algo atribuible simplemente a las leyes del mercado; se trata de una marcada orientación ideológica y de un trabajo incesante en un sentido concreto, el mantenimiento del statu quo.

Si bien el cine es un ejemplo paradigmático en este sentido, y Holywood lo es en el continente americano, el séptimo arte no es la única industria cultural millonaria. Las editoriales han sido una pata fundamental en el desarrollo cultural en el siglo XX y probablemente seguirán teniendo un rol importante en gran parte del siglo XXI. Estas, amparadas en el derecho de propiedad de las obras que distribuyen, (copyright), monopolizan la difusión del conocimiento, seleccionando qué es editado y negando a quienes no posean el copyright la posibilidad (legal) de editar por cuenta propia.

Antes que todo, creemos que el libro es un elemento cultural de una importancia superlativa, aún hoy, donde la sociedad se está tecnificando cada vez más, nos parece que el libro prevalecerá como un objeto cultural de formación durante muchos años más y por eso mismo nos parece importante cambiar la figura legal del copyright por la del copyleft cuanto antes. Esta nueva figura libera el yugo de la distribución, autorizando a cualquier persona a distribuir y copiar el material con solo tres condiciones. La primera, atribución de autor, la segunda no comerciar con el material y la tercera, compartir material bajo la misma licencia.

Esta nueva forma de distribución tendría dos consecuencias fundamentales. Primero terminaría con el monopolio de conocimiento que hoy detentan las editoriales, lo que permitiría a cualquier persona o a cualquier editor independiente hacerse con la obra de cualquier autor y distribuirla, multiplicando de esta forma los horizontes de distribución del autor en cuestión. Y en segundo lugar traería aparejado un notable descenso en el precio de los libros, dada la proliferación de editores independientes existentes que no buscan tasas de ganancias astronómicas como sí sucede con las grandes editoriales.

En segundo lugar, creemos que la libre distribución de libros es una herramienta insoslayable para terminar con el statu quo cognitivo que impera hoy día. Con el descenso del precio de los libros, nuevos actores sociales podrán acceder a él y los sectores populares además de tener acceso a otro bien cultural que les era en gran parte vedado podrán con el formar un pensamiento crítico respecto a la realidad que los rodea y comenzar un verdadero cambio en sí mismos y en su entorno. Creemos que es importante aclarar que la democratización de los libros sería solo una herramienta entre otras como los medios de comunicación y la participación popular.

Nadie libera a nadie y nadie se libera solo.

En tercer lugar, retomando una idea anterior. Los autores serían los primeros beneficiados con la proliferación de este tipo de licencia. Es sabido que las editoriales, lo mismo que las discográficas dan una mínima parte del valor de su producto a los realizadores. Solo una banda que vende una enorme cantidad de discos saca ganancias considerables de su venta y del mismo modo, solo un autor de best sellers puede vivir de sus libros. En contraposición a esto, los autores que se vieran beneficiados por la libre distribución de sus obras podrían tener una llegada mucho mayor al público en primera instancia por el abaratamiento del libro y en segunda instancia por la cantidad de editores que potencialmente podrían distribuirlo. Siguiendo este esquema, un escritor típico perdería algunos pesos provenientes de su venta editorial y ganaría mucha más trascendencia su obra.

Por último, podríamos tratar de responder a la pregunta de un lector no involucrado directamente con ningún sector de los que tratamos arriba. ¿Y a mi en qué me afecta si es copyleft o copyright? O la contracción ¿Y a mi qué?.

La respuesta no sería sencilla. En primer lugar apelaría a la conciencia social, la libre circulación de conocimiento es un instrumento político fundamental en la lucha de clases y junto a la participación popular puede tener un efecto explosivo para liberar nuestras conciencias y cambiar nuestro entorno y nuestra relación con él.

Las capas medias, las más consumidoras de libros además de verse beneficiadas por el abaratamiento del libro tendrían la posibilidad, gracias a los editores independientes, de hacerse de títulos que hoy no se comercializan ya que las grandes empresas editoriales tienen los derechos, pero por razones de ganancias no los comercializan y es imposible acceder a ellos.

Para finalizar diremos que el libro es un bien cultural de toda la humanidad, y para que así sea es necesario que licencias como el copyleft entren en vigencia y empiecen a democratizar, por lo menos un poco más, el acceso al conocimiento.

Sebastián Butticé

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